El ministro de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, confirmó su partida del máximo tribunal de la Nación para fines de 2014, cuando esté por cumplir los 75 años que la Constitución estipula como edad máxima para desempeñar el cargo de magistrado. “Los cumpliré en enero, pero supongo que me iré en diciembre de este año”, ratificó en una entrevista a Tiempo Argentino publicada ayer.
El juez explicó que no quería retirarse de la Corte sin votar algunos “fallos importantes”, y reveló que uno de ellos era el que resolvió declarar la plena constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “También quise sacar el voto mío sobre reincidencia y pena máxima, para que no me digan que pasé por la Corte y cosas que escribí antes no las hice cuando tuve la oportunidad”, agregó. Y aseguró que no le queda nada pendiente en la Corte: “creo que puedo decir ‘misión cumplida’”.
Aludía así a dos cuestiones que aún despiertan posiciones encontradas en el ámbito de la Casación penal, donde algunas salas sostienen el instituto de la reincidencia tal como lo indica el vetusto Código penal actual, y otras votan reiteradamente su inconstitucionalidad. Sobre la pena máxima, el mismo Zaffaroni había señalado hace pocos días que “una condena a cincuenta años de prisión es una locura”, monto previsto por el mismo Código que el juez calificó de “caótico”.
Para el reconocido jurista, en el Derecho se refleja “la polarización de la riqueza”. Según el magistrado, la estructura jurídica “se hace a la medida de quienes detentan la hegemonía, y después cuando se redistribuye algo, eso hace ruido”. Y planteó que “los movimientos de redistribución de rentas, cuando se acorta la polarización de riqueza, causan ruidos que repercuten en todo el espectro político. Y también en el jurídico, que es un correlato”.
Al referirse a la composición actual del máximo tribunal –que acaba de cumplir una década-, el ex convencional constituyente consideró que “es una Corte plural”. Ponderó las distintas especialidades jurídicas de sus colegas. “No somos una Corte homogénea ni ideológicamente, ni por experiencia de vida ni por conocimientos”, afirmó. Y agregó que “no se puede reconocer un ala progresista y un ala regresiva”. En ese sentido, resaltó que no hay una “mayoría automática en ningún sentido” y que “se cruzan los votos todo el tiempo”.
Sobre una eventual reforma constitucional, consideró que “lo bueno sería poder hacer una ingeniería institucional que de alguna manera garantice esto de hoy, porque por ahora es una coyuntura política y mañana puede cambiar”. Planteó que “habría que pensar en una forma de institucionalizarlo en el futuro”.
Consultado por las controversias generadas a partir de sus decisiones judiciales, sostuvo que “lo que uno decide no le gusta a todo el mundo”, y afirmó que en determinado momento hubo una campaña en su contra: “me quisieron voltear, desprestigiarme internacionalmente, pero no lo consiguieron” aunque aseguró no saber quién montó esa operación.
Aseguró que su decisión de retirarse a los 75 años no debe interpretarse como una señal para los jueces que ya han superado esa edad –Carlos Fayt y Enrique Pettrachi-, porque ellos “juraron por la Constitución anterior a 1994 y están en todo su derecho a hacer valer la estabilidad que les venía de aquella”.
“Volveré a la actividad académica”, expresó al pensar en su futuro, y afirmó que quiere trabajar en algunas universidades del conurbano. Aunque no reconoció “tener un proyecto político”, no descartó la posibilidad de incursionar en la actividad política.
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